Luego de unos días de descanso, retomo el blog y vuelvo a los grados de Pantañjali.
El tercer grado en las etapas de la práctica de Yoga, corresponde a las ASANAS o posturas. “As” significa permanecer, estar. Una asana es “una postura que se puede mantener, en la cual me siento cómodo”. Si esto último no sucede, me encuentro ante un ejercicio físico únicamente. Por supuesto que sería pretencioso que la primera vez que practico una asana nueva me encuentre ante una postura cómoda. Con la práctica vamos encontrando la forma para cada asana y cuáles con las que nos hacen sentir mejor.
Las asanas tienen un armado y un desarmado y un por qué. Cada una de ellas trabaja sobre músculos, articulaciones, órganos y glándulas, generando un efecto no sólo en nuestro cuerpo físico, sino también en nuestra mente y nuestro plano emocional y espiritual. Es por ello que es necesario realizar las mismas en forma consciente y respetando los tiempos de nuestro cuerpo.
Acá es donde cobra valor el código de ética que plantea Pantañjali. Las actitudes de SATYA (veracidad) y ASTEYA (honradez y honestidad) tienen que ver con sincerarnos con nosotros mismos, con respetar lo que puedo hacer y lo que no. Si un día estoy cansado respeto mi cuerpo y hago una práctica más suave, busco las posturas que necesito.
Buscar SANTOCHA (tranquilidad y contento), significa, tranquilidad para mi cuerpo y calma para mi mente. Contento y felicidad con mis logros.
Y, por último, ISHWARA PRANIDANA (abandono a la voluntad Divina). No se trata de resignación, sino que más bien tiene que ver con el dicho popular “Dios proveerá”. El universo contiene todo, hay que estar atentos para poder verlo.
Finalmente, cabe destacar que las asanas van acompañadas de la respiración profunda o de ejercicios de respiración específicos según lo indicado por el maestro. Esto nos conecta directamente con el próximo grado: PRANAYAMAS: control de la respiración y del prana (energía vital).
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