Cuando armamos una asana debemos tener en cuenta lo siguiente:
- Estar cómodos y poder permanecer en la postura sin esfuerzo.
- Buscar inmovilidad, quietud y equilibrio interior.
- Realizar la respiración adecuada.
- Observación de la propia postura física y del ritmo respiratorio.
- Concentración e introspección.
- Relajación.
La práctica constante hace que la progresión en la postura sea de manera gradual. Sin práctica no hay avance. Si bien podemos tomar clases grupales, la práctica en sí es individual. No debemos competir con nosotros mismos ni con el otro. No obstante está bueno festejar y contentarnos con nuestros logros, lo cual nos da fuerzas y alegría para continuar.
Las asanas tienen un armado, una permanencia en la postura y un desarmado. Es importante armar correctamente la postura para no lastimar el cuerpo. El verdadero trabajo de la postura se realiza cuando se mantiene la misma. Y el desarmado de las posturas es igual de importante que los pasos anteriores. A medida que practicamos las posturas logramos relajarnos y poder mantenerlas de forma cómoda y sin molestias, perfeccionándolas.
Suelen tener nombres de animales, elementos de la naturaleza en general, sabios o héroes mitológicos, figuras geométricas, elementos, etc. En general hemos traducido su nombre del sánscrito para poder recordarlas de manera más fácil.
Si bien es cierto que comenzamos a practicarlas desde lo físico, lo cierto es que las asanas tiene efectos en los tres planos e nuestro cuerpo: físico, mental y emocional o espiritual.
En el aspecto físico ayudan a tonificar, flexibilizar y elongar nuestro cuerpo. Además trabajan nuestro equilibrio. Influyen en nuestro sistema endócrino. Actúan sobre la movilidad de la columna vertebral y las articulaciones, y el sistema nervioso.
En lo mental, la actitud debe estar centrada en la postura asumida y la respiración. Esa concentración, a medida que se profundiza, se traduce en una meditación en la postura.
En lo espiritual, ayudan a cultivar la confianza en nosotros mismos, el equilibrio interior y la serenidad.
Las asanas están ideadas para la limpieza, purificación, desintoxicación y estimulación de nuestro cuerpo físico y nuestro cuerpo sutil o energético (pránico). Es en este plano sutil que se transporta nuestra energía o prana a través de los canales energéticos llamados nadis. En este mismo cuerpo es en donde encontramos los chakras o centros energéticos, que son siete y se ubican a lo largo de la columna vertebral.