Una linda manera de continuar tu práctica de meditación (si querés leer mi post MEDITAR hacé click aquí) y llenarte de energía positiva. Leete el post y disfrutá de este ejercicio.
Sentate en una posición cómoda con la columna erguida, en un lugar tranquilo. Cerrá los ojos. Relajá la espalda, la columna, el cuello, y principalmente la cara y la boca. Ahora dibuja un linda sonrisa en la cara, bien suave y fresca, relajada. Si te sirve busca en tu memoria un momento en el que te hayas sentido verdaderamente contento y feliz.
Ahora dejá que esa sonrisa recorra todo tu cuerpo de pies a cabeza. Sonreíle a cada parte de vos. Si sentís alguna molestia en una parte en especial concentrarte en sonreírle.
Sonreí en tu mente. Dejá que esa sonrisa le lleve tranquilidad y calma. Relajá la cabeza y el cuello. Fijate como una sonrisa suave afloja los músculos de la cara y la cabeza.
Por último, sonreíte. Aprovechá esta meditación para perdonarte y aceptarte con esta hermosa sonrisa.
Abrí los ojos y continuá tu día con la sonrisa que lograste. Vas a ver como se contagia a la gente que te rodea y cómo se ven las cosas de manera diferente.
Namaste!
“…-¿Por qué tan serios en el Yoga? Si tú con cara seria como ésta, asustas la buena energía. Para meditar sólo falta una sonrisa. Sonrisa en al cara, sonrisa en la mente y así viene la energía buena y se lleva la energía mala. También sonrisa en el hígado. Hoy debes probarlo en tu hotel. No con prisa, no con demasiado trabajo. Si estás tan seria, te pones enferma. Puedes llamar a la buena energía con una sonrisa. Hemos acabado hoy. Hasta luego cocodrilo. Vuelve mañana. Me alegro mucho de verte, Liz. Deja que tu conciencia te guíe.”
Así le explica la meditación de la sonrisa Ketut, un curandero de Bali, Indonesia, a Elizabeth Gilbert, autora del libro ‘Comer, rezar y amar’ de donde se extrae este pasaje
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