Se acerca marzo que es el mes de inicio de muchas actividades y no puedo dejar de acordarme cómo comencé a practicar yoga.
Hace ya 8 años fui por primera vez a una clase de Yoga con Ana Falcone. Como muchas otras personas me acerqué a ver qué era, inducida por un dolor de espalda, en mi caso, muy fuerte. En ese momento yo trabajaba en una oficina de abogados, frente a la compu, muchas horas por día y estudiaba Relaciones Públicas en la universidad, lo cual me llevaba a estar sentada leyendo muchas otras horas. La espalda me dolía y mucho. Yo hacía bastante ejercicio en el gimnasio, había probado masajes, kinesiólogos…
Recuerdo cuando entré a mi clase de Yoga, sábado a las 10 de la mañana. Estaba Sara, una señora bastante mayor y obesa, Jorge, un señor de unos 45 años con muletas porque le faltaba una pierna e Hilda, una señora de unos 40 años muy amiga de mi profesora. A ese grupo me uní y por un año completo asistí a clases sin falta alguna, todos los sábados en el mismo horario. Sabía que por más que me costara levantarme, después de la clase, me sentía mucho mejor!
La experiencia fue muy enriquecedora y maravillosa, no sólo porque ayudaba a aliviar mi dolor de espalda, si no porque me proponía otro contacto con mi cuerpo. Yo venía de hacer deporte. Desde los tres años hasta los 16 había practicado natación y desde hacía unos años hacía actividad en el gimnasio que compartía espacio con mi profesora de Yoga, con lo cual mover mi cuerpo no era algo nuevo para mí, pero sí el contacto y la consciencia del cuerpo que el yoga propone.
Dos años después de esa primera clase ahí estaba sentada en el curso de Instructora de Yoga que dictaba Ana escuchando una clase de anatomía. ¿Anatomia? Yo venía de la sociología, semiología, historia… La verdad que no entendía nada de nada al principio. Lo que me costó preparar ese examen a fin de año no se los puedo explicar! Pero lo que agradezco hoy en día ese conocimiento también es inexplicable. Si bien es claro que el Yoga no trabaja sólo con el cuerpo porque su filosofía es mucho más amplia, las asanas se realizan con el cuerpo.
Así un año después empecé a dar clases. Primero a conocidos y amigos que querían comenzar, y acá tengo que recordar a mis primeros alumnos, casi “conejillos de indias”: Analía, Cristian, Belén y Kenia (fotos).
Luego siguieron muchos otros: en Asociación Ana Falcone, Dieta Club, particulares y actualmente en Machado teatro.
Muchas gracias a esos primeros alumnos y a los que siguieron, que confiaron y confían en mí para su práctica. Sigamos practicando y creciendo juntos. Namaste!
Para conocer más sobre las clases que dicto entrá en Clases de Yoga